lunes, 11 de mayo de 2009

El tren de la vida

Desde hace unos años tratamos de comprar el diario Clarín los domingos porque tiene mucho para leer durante la semana. Y en uno de esos diarios salió un aviso necrológico fuera de lo común. Un señor le escribía a su difunta esposa una especie de carta de amor acompañada de un mensaje de vida y amor para el que quisiera tomarlo.
Ese mensaje era este: El tren de la vida. " Cuando nacemos y subimos al tren, nos encontramos con dos personas amadas que no harán conocer el viaje hasta el fín: nuestros padres. Lamentablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más. Quedaremos huérfanos de su amor, protección y afecto. Pero a pesar de esto , nuestro viaje debe continuar ; conoceremos otras personas durante la larga travesía, subirán nuestros hermanos, amigos, amores. Muchos de ellos solo realizarán un corto paseo, otros estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas. En el tren viajarán también personas que andarán de vagón en vagón para ayudar a quien lo necesite. Muchos se bajarán y dejarán recuerdos imborrables . Otros, en cambio, viajarán ocupando asientos sin que nadie perciba que están allí sentados. Es curioso ver como algunos pasajeros a los que queremos prefieren sentarse alejados de nosotros en otros vagones. Eso nos obliga a realizar el viaje separados de ellos. Pero eso no nos impedirá, con alguna dificultad, acercarnos a ellos. Lo difícil es aceptar que, a pesar de estar cerca, no podemos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las personas que los acompañan. Este viaje es así, lleno de atropellos, sueños, fantasmas, esperas, llegadas y partidas. Sabemos que este tren solo realiza un viaje, el de ida. Tratemos de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que, en elgún momento del viaje, alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entender eso. A nosotros también nos ocurrirá lo mismo y seguramente alguien nos entenderá y ayudará. El gran misterio de este viaje es que no sabemos en cual estación nos tocará descender. Pienso en caundo tenga que bajarme del tren ¿Sentiré añoranzas? Mi respuesta es SI; dejar a mis hijos viajando solos será muy triste. Separarme de los amores de mi vida será doloroso. Pero tengo la esperanza de que en algún momento nos volveremos a encontrar en la estación principal y tendré la emoción de verlos llegar con muchas más experiencias de las que tenían al iniciar el viaje. Seré feliz al pensar que en algo pude colaborar para que ellos hayan crecido como buenas personas. Ahora, en este momento, el tren disminuye la velocidad para que suban y bajen personas. Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando. ¿Quien subirá? Quisiera que usted pensase que, descender del tren, no es solo una representación de la muerte o el término de una historia que dos personas construyeron. Estoy feliz de ver como ciertas personas , como nosotros, tienen la capacidad de reconstruir para volver a empezar, eso es señal de lucha y garra y saber vivir es poder dar y obtener lo mejor de todos los pasajeros. Agradezco a Jesús que estemos realizando este viaje juntos y , a pesar de que nuestros asientos no estén uno al lado del otro, con seguridad el vagón es el mismo.

Para los que aman el tiempo es eternidad.
Martiniano Claudio José Machado.

3 comentarios:

M dijo...

Me ha emocionado tanto ... Gracias por compartirlo. Morocha

NatiCeci dijo...

Es muy emotivo!!!

Adijirja dijo...

Lo había leído... es muy lindo... :)